Si en Berlusconilandia quedara aún algún filósofo, permanecería encerrado sin duda en su biblioteca meditando acerca de la diosa Némesis. Y eso, porque, sin dejar de hablar en la jerga filosófica de quienes se refugian entre los antiguos para salvar su propia inteligencia del presente, notaría una extraña analogía. De Foggia, noble ciudad de la región de Puglia, proviene Vladimiro Guadagno, de nombre artístico Vladimir Luxuria, quien llegó al Parlamento nacional en las elecciones del 2006 de la mano del partido Refundación Comunista, y goza de gran fama mediática, entre otras cosas, por sus apariciones en las televisiones berlusconianas y sus relatos sobre su propia vida, en la que llegó a dedicarse a la prostitución. En sus dos años como diputada, Luxuria logró que la izquierda hablara de todo salvo del parricidio político de su líder, Fausto Bertinotti, que en ese momento estaban perpetrando sus hijos de movimiento.
De la ciudad de Bari, noble capital de la región de Puglia, proviene Patrizia D'Addario, una muchacha que jamás llegó a brillar bajo la luz de los focos y cedida a la política -en un pequeño partido proberlusconiano- para las elecciones municipales de su ciudad. También Patrizia ha alcanzado por fin la fama. Más, a diferencia de tantos y tantas, de derechas e izquierdas, no le ha servido de nada. Ni siquiera para recoger las migajas que caían de las mesas de sus provisionales amos. Pero, prostituta de 42 años, ha conseguido hacer olvidar que Berlusconilandia se ha fundado sobre dos menores napolitanas, viajes a Cerdeña y un polvo de color blanco. Por otra parte, dice el filósofo escondido en los antiguos, Lupa -loba- era el nombre que las colegas de Patrizia tenían en tiempos de Rómulo y Remo.
Continua ...
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Comunion/prostitucion/elpepiopi/20090901elpepiopi_5/Tes
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